domingo, 29 de abril de 2012

"Carta de una mujer contemporánea" a su esposo, de Esther Benseñor




   Hace mucho tiempo que quiero escribirte y contarte cosa de todos los días, pero estoy tan ocupada que siempre logra ganarme el maldito tiempo cuando, cada dos por tres me invita, a ver quien llega primero.

Así es que estoy en este juego de la vida y la muerte que me roba los segundos para sentarme y escribirte esta carta.

Sabes tan bien como yo que las cosas de todos los días están llenas de secretos e intimidades, entonces me pregunto, quien sería la tonta que se animara a perder tanto espacio de tiempo, quien dejaría de vivir sensaciones, para ponerse a contarlas en una carta.

Si piensas en mi, en este momento, me darías una gran satisfacción, entenderías, por fin, que una cosa no se puede separar de otra tan fácilmente como siempre lo dices.
Que los negocios, cumplimientos, vencimientos, cheques, "y otras cosas", no te pueden hacer olvidar el amor.
     Que difícil me resulta, esto que estoy tratando de decirte, es que mientras corres detrás de tu trabajo, yo solamente, y sola, pienso en ti, pienso en ti, en ti, y que algunas noches, cuando llegas, después que he tratado de dormir a fuerza de pastillas, ni bien abres sigilosamente la puerta de la casa, ya se que estas de vuelta, y que mientras te desvistes, despacito, silencioso, como un niño que llega tarde a casa, yo estoy tratando de morder la rabia que tengo por haberme despertado y cuando entras en la cama suavemente, lentamente, me tiembla el cuerpo, pues mis ojos y la boca de tal manera aprieto, para no dejar que escapen los sollozos y las lagrimas...y, ¡basta ya! que estoy diciendo, si esto es una carta.
     Creo que debo recomenzar, recomponer el modo, tratar de recordar como se debe escribir una carta...
Querido mío:
     No ésto no esta bien, es demasiado posesivo.
Amor mío:
     Tampoco así, es lírico y antiguo.
Querido:
     creo que así es algo frío.
Mi querido amor:
     No, no, me suena a algo demasiado repetido.
Amor:
     Hace mucho tiempo que quiero escribirte y contarte cosas cotidianas, de todos los días. No te asustes, no es de la casa, los niños u otras cuestiones pertinentes a lo mismo. Pero el tiempo es implacable y estamos tan ocupados los dos, que no escribo esta carta porque sé que seguramente no tendrías tiempo para leerla.
     Pero de todas formas y por si esta llega a tus ojos algún día que tengas desocupado o llegues a casa un poco más temprano, algo voy a adelantarte de algunas cosa que también son de esta vida y se nos están escapando de las manos.
     Me gustaría decirte que tengo algunas ideas al respecto, por ejemplo, preguntarte si de verdad me amas, y si tenemos tiempo de cambiar de vida.
     Perdóname lo corto de la carta, pero tu sabes bien... el tiempo...
    Te deja atentamente tu esposa que te ama.



Esther Benseñor








Fuentes:

martes, 24 de abril de 2012

Cartas desde Huntsville de un condenado a muerte





¿quién castiga al Estado 

cuando ejecuta a un inocente?


Huntsville, Texas, 2 de Julio de 1998.


Todos saben cómo vamos a morir los que estamos en el corredor de la muerte, pero ¿alguno sabe cómo vivimos? Te lo voy a explicar brevemente:






Nuestro mundo es una celda de 3 metros por 1.5 metros de ancho, con tres ventanas al mundo; dos verticales en la puerta de entrada, cada una delas cuales tiene 80 cm.de largo y 8 de ancho, y a través de las que se ve parcialmente el pasillo y a los guardias, y una tercera ventana ubicada justo debajo del techo, también de 80 cm. de largo y 8 de ancho. Esa nos brinda una breve imagen del exterior. La ventana que da al exterior está ubicada muy alta, así que para poder mirar a través de ella debo enrollar mi colchón sobre mi cama metálica y subirme encima de él. Y yo soy alto, creo que muchos no deben ver nada aunque hagan lo mismo. Sólo así alcanzo a ver algo. Mi vista es una parte del aparcamiento, siempre vacío, con una verja que lo rodea, y al fondo, el pasto y la carretera que conduce hasta este lugar. También veo un pequeño trozo de cielo. Eso que te describo es lo único que he contemplado en los últimos años.
Los días aquí son largos, vacíos, tediosos, cansados. Nuestro día empieza alrededor de las 3.30 de la mañana, hora a la que nos traen el desayuno a la celda, después tenemos tiempo libre. Cada uno hace lo que quiere; bueno, lo que puede. Algunos escuchan radio, leen, dibujan o hablan a gritos con el vecino de la celda de al lado. Yo consumo mi tiempo en leer y escribir.
Alrededor de las 6 de la mañana se nos permite salir de la celda, siempre de manera individual y siguiendo el mismo procedimiento; nos arrodillamos de espaldas a la puerta y nos esposan. Una vez esposados el guarda oprime un botón a la vez que lo hace un oficial en la oficina de seguridad, y sólo así se abre la celda. Y de ahí vamos al baño y luego a a otra celda más grande, como la de los zoológicos. Es un lugar de aproximadamente 25 metros cuadrados en el que hay una canasta de basket. Ahí jugamos o caminamos. Y ese lugar, 25 metros cuadrados, será el espacio más grande al que tendremos acceso el resto de nuestra vida.
El promedio de tiempo aquí es de unos 10 años. Yo ya llevo 13. ¿Soy afortunado?
Ya ves, la vida de los condenados a muerte en Texas, más que justicia, es venganza. Día a día los presos nos vamos deteriorando, hay muchos problemas mentales, y día a día abandonamos nuestras apelaciones y recursos legales porque preferimos morir que seguir viviendo de esta manera.
Ana, no somos monstruos y vivimos peor que animales. Algunos, incluso, no hemos hecho nada para estar en este lugar. Y es cierto, algunos han cometido crímenes horrendos, pero ¿eso justifica que el Estado los enloquezca hasta matarlos? Un castigo tan aberrante, no es castigo, y, en última instancia ¿quién castiga al Estado cuando ejecuta a un inocente?






Escrito por: Anna Quero anna.quero@gmail.com el 05 Jul 2007 

Ojalá Anna Quero logre por fin editar este sobrecogedor puñado de cartas, que fueron publicadas por  La Comunidad de El País en el verano de 2007, y que son el reflejo de una continuada correspondencia que su autora mantuvo con algunos de los reos condenados a morir; valientes testimonios que ponen sobre la mesa las inmundicias del sistema legal norteamericano, y la extrema humanidad de los seres que las sufren desde su inocencia.













Carta de Javier Sicilia al subcomandante Marcos




México D.F., 29 de agosto de 2011.- 
                         
Querido Subcomandante Marcos:


Mil gracias por las líneas que le dedica al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en su tercera carta a Don Luis Villoro. Las hemos leído con el detenimiento de quienes están abiertos a la escucha. Desde ese detenimiento y esa escucha queremos darle las gracias por su profunda humildad y solidaridad con el Movimiento y decirles que a sus muertos, como Dionisio-Chiapas y Mariano, hacedores de paz, los llevamos con todos los dolores en nuestro corazón. Queremos decirles también que aunque no nos entiendan, aunque lo nuevo –esa capacidad para tratar de hacer la paz incluso con nuestros adversarios, porque creemos que los equívocos de un ser humano no son el ser humano, sino una alienación de su conciencia que hay que transformar mediante la paciencia del amor— los desconcierte, compartimos los mismos anhelos y esperanzas, las de “un mundo en el que quepan muchos mundos”.
La paz, querido Subcomandante, es, como decía Gandhi, “el camino”, un camino que sólo se hace con todas y todos. Ustedes, hace 17 años, al lado de la sociedad civil, nos lo enseñaron no sólo al visibilizar y dignificar el pasado negado y humillado de nuestra tradición indígena, sino también cuando, a partir de la escucha y del dialogo, abrieron el debate de lo que, en medio de la crisis de las instituciones, podría ser una nueva esperanza de reconstrucción de la nación: las autonomías.



Por desgracia, el poder, que es ciego; los intereses, que no escuchan los latidos del corazón de la historia, y el egoísmo, esa forma atroz del yo que rompe los vínculos con los otros, no los escucharon –cambiar el corazón del poder es siempre largo y doloroso–. La consecuencia es la espantosa emergencia nacional que vive actualmente el país, cuyo epicentro, como una ironía de la sordera, se encuentra en Juárez, en la frontera norte del país.
Hoy la guerra ha desgarrado los cuatro partes de México (el norte, el sur, el este y el oeste), pero también, en la visibilización de nuestros dolores –que son muchos y cada vez mas– de nuestros rostros, de nuestros nombres y de nuestras historias, nos ha unido para –en la paz del amor, que nos lleva a caminar, abrazando dolores, y a dialogar, buscando trastornar la conciencia de los poderosos—encontrar ese yo plural, ese nosotros, que nos han arrebatado. Ello sólo ha podido nacer del corazón, de la solidaridad y de la esperanza, es decir, de la gran reserva moral que hay todavía en la nación y de la cual ustedes forman una de sus más hermosas partes. Hoy, más que nunca, creemos que sólo en la unidad nacional de esa reserva –que no sólo está abajo, sino también arriba y a los lados, en todas partes– podemos detener la guerra y encontrar entre todos el camino de la refundación nacional.
México, querido Subcomandante, es un cuerpo desgarrado, un suelo fracturado, que hay que recomponer como un cuerpo y una tierra sanas en las que –como todo cuerpo y toda verdadera tierra– cada una de sus partes, cuando se armonizan y se cultivan en el bien, son tan necesarias como importantes.
Caminar, dialogar, abrazar y besar –esas cuatro maneras que encontramos en nuestra historia hecha del mundo indígena y del mundo occidental— son las formas que asumimos no solo para acompañar a otros y a otras, sino para encontrar el camino perdido y hacer la paz. Caminar, es ir al encuentro de los otros; dialogar es desnudar, estremecerse, iluminar la verdad –que al principio escuece, pero después consuela–; abrazarse y besarse es no sólo hacer la paz, sino también romper las diferencias que nos dividen y enfrentan.
Hace algunos años unos amigos fundamos una revista –espero tenga en sus manos algunos ejemplares–: Conspiratio. El nombre viene de la primera liturgia cristiana, donde había dos momentos altos: la "conspiratio" y la "comestio". El primero se expresaba mediante un beso en la boca. Era una co-respiración, un intercambio de alientos, un compartir el espíritu, que abolía las diferencia y creaba una atmósfera común, una verdadera atmósfera democrática –quizá de allí derivo el sentido que la palabra conspiración tiene en nuestra época; quizá el imperio romano, un imperio, como todo imperio, espantosamente estamentado, decía, “quienes son estos que conspiran y ponen en peligro el poder”–. Cuando besamos y abrazamos creamos esa atmósfera común, una atmósfera –es la realidad de cualquier atmósfera– inestable, que rápidamente puede desaparecer, pero no por ello falsa. Es un signo de lo que anhelamos y que repentinamente, en el amor, aparece lleno de gratuidad como la vida misma. Así, caminar, dialogar abrazar y besar es hacerlo, desde nuestro dolor, por y para nuestros muertos –a quienes olvidamos darles ese amor–, por y para nuestros jóvenes, nuestros niños y niñas, nuestros indígenas, nuestros migrantes, nuestros periodistas, nuestros defensores de derechos humanos, nuestros hombres y mujeres, es decir, por y para todos. Es, de alguna manera, evitar que la indolencia, la imbecilidad y la miseria del alma, nos condenen a todos a la muerte, a la corrupción y al olvido. 


Como usted dijo bien al referirse al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad –una frase que también empleo hace años en relación con el zapatismo–: “Podrán cuestionar los métodos, pero no las causas”. Es por ellas, por esas causas, que detener la guerra es tarea de todos y de todas.
Hagámonos cargo de lo que hoy es México, hagámonos cargo del dolor y del perdón, tomemos el camino de la paz y dejemos el juicio a la historia.
Nos vemos en el sur, querido Subcomandante. Mientras llegamos con la lentitud del andar y el dolor a cuestas, le mandamos a usted y a los compas un gran beso, ese beso con el que nuestro corazón no cesa de abrazarlos.
Desde el Arca, cerca de las montañas de Vercors...



27 de agosto de 2011, 5 meses después de los asesinatos de Juanelo, Luis, Julio y Gabo.
Por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
Paz, Fuerza y Gozo




Javier Sicilia





Fotograma de El Espíritu de la Colmena


martes, 17 de abril de 2012

Carta de Fidel Castro a Nikita Kruschev







La Habana, Octubre 25, 1962

Querido Camarada Krushchev:
Partiendo del análisis de la situación y de los reportes en nuestra posesión considero que las agresión es casi inminente dentro de las 24 a 72 horas.
Existen dos posibles escenarios: el primero y mas probable es un ataque contra ciertos puntos con el limitado objetivo de eliminarlos; el segundo, menos probable aunque posible, es el de una invasión. Yo entiendo que esta variante demandaría el tener que involucrar un gran contingente de fuerzas y es en adición la mas repulsiva forma de agresión, lo que podría ser razón de que se abstuviesen de hacerlo.
Puede usted estar seguro de que de una manera firme y resoluta resistiremos el ataque no importa su naturaleza.
La moral del pueblo cubano esta muy alta y el agresor será confrontado heroicamente.
En este momento quiero hacerle participe de mi opinión personal.
Si el segundo escenario es implementado y los imperialistas invaden a Cuba con el objetivo de ocuparla, el peligro que esa política agresiva representa para la humanidad es tan grande que tras tener lugar ese hecho La Unión Soviética no debe nunca permitir circunstancia alguna en que los imperialistas puedan ser los primeros en lanzar un ataque nuclear contra ella.
Le manifiesto lo anterior por que yo creo que la agresividad de los imperialistas es extremadamente peligrosa y que si ellos de echo llevan a cabo el acto brutal de invadir a Cuba en violación de la ley y la moral internacional, ese seria el momento para eliminar tal peligro de una vez para siempre a través de un acto de legitima defensa, y aunque se trataría de una solución dura y terrible no hay otra alternativa.
Ha influenciado en mi opinión el ver con cuanta agresividad esta política se está desarrollando. En ver como los imperialistas sin guardar consideración alguna por la opinión publica e ignorando los principios y la ley bloquean los mares, violan nuestro espacio aéreo y preparan una invasión mientras que al mismo tiempo frustran cada posibilidad de conversaciones aun cuando están bien conscientes de la seriedad del problema.
Usted a sido y continúa siendo un incansable defensor de la paz y comprendo cuán amarga esta hora debe ser cuando el resultado de sus esfuerzos sobrehumanos es tan seriamente amenazado. Sin embargo, hasta el último momento mantendremos la esperanza de que la paz sea salvaguardada y estamos en la disposición de contribuir a ello tanto como podamos. Pero al mismo tiempo estamos listos para confrontar con seriedad una situación que consideramos bien real y bien inminente.
Una vez más le participo de la infinita gratitud y reconocimiento de nuestro pueblo al pueblo soviético que ha sido tan generoso y fraternal con nosotros, así como nuestra profunda gratitud y admiración por usted en esta gigantesca tarea y la seria responsabilidad delante de usted.

Fraternalmente

Fidel Castro Ruiz


Nikita y Fidel



jueves, 12 de abril de 2012

Carta de Rodolfo Walsh a su hija Victoria...





La noticia de tu muerte me llegó hoy a las tres de la tarde (...) Escuché tu nombre, mal pronunciado (...) El mundo estuvo parado ese segundo. Después le dije a Mariana y Pablo: "Era mi hija"...


"Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir".Eso dijo la joven gerrillera montonera Victoria Walsh,
antes de suicidarse para evitar su muerte
a manos de un pelotón del ejército argentino. 




Querida Vicky:
La noticia de tu muerte me llegó hoy a las tres de la tarde. Estábamos en una reunión cuando empezaron a transmitir el comunicado. Escuché tu nombre, mal pronunciado, y tardé un segundo en asimilarlo. Maquinalmente empecé a santiguarme como cuando era chico. No terminé con ese gesto. El mundo estuvo parado ese segundo. Después le dije a Mariana y Pablo: "Era mi hija". Suspendí la reunión.
Estoy aturdido. Muchas veces lo temía. Pensaba que era excesiva suerte no ser golpeado, cuando tantos otros son golpeados. Sí, tuve miedo por vos, como vos tuviste miedo por mí, aunque no lo decíamos. Ahora el miedo es aflicción. Sé muy bien porqué cosas has vivido, combatido. Estoy orgulloso de esas cosas. Me quisiste, te quise. El día que te mataron cumpliste 26 años. Los últimos fueron muy duros para vos. Me gustaría verte sonreír una vez más.
No podré despedirte, vos sabés por qué. Nosotros morimos perseguidos, en la oscuridad. El verdadero cementerio es la memoria. Ahí te guardo, te acuno, te celebro y quizá te envidio, querida mía. Hablé con tu mamá. Está orgullosa en su dolor, segura de haber entendido tu corta vida, dura, maravillosa vida.
Anoche tuve una pesadilla torrencial, en la que había una columna de fuego poderosa pero contenida en sus límites, que brotaba en alguna profundidad.
Hoy en el tren un hombre decía: "Sufro mucho. Quisiera acostarme a dormir y despertarme dentro de un año". Hablaba por él pero también por mí.





El periodista, escritor y militante revolucionario Rodolfo Walsh, fue asesinado por la dictadura militar argentina (1976-1983). Su hija -"Hilda"- fue una líder del Movimiento Montonero; falleció el 29 de septiembre de 1976, cercada por 150 militares argentinos, frente a un grupo de ellos y sobre el techo de alguna casa de Buenos Aires en la calle Corro. Tenía 26 años. Se suicidó con un tiro en la sien. 























miércoles, 11 de abril de 2012

Fragmento de "Carta al Padre", de Franz Kafka



"Entre nosotros no hubo realmente ninguna lucha; yo de inmediato estuve liquidado; lo que quedó era huida, amargura, tristeza, lucha interna."






Te lo ruego, papá, comprende lo que te digo, todos estos detalles no habrían tenido importancia por sí solos. Me deprimían únicamente por el hecho de que tú, el hombre que tan enormemente ha influido en mi vida, sin embargo, no observaba los mandamientos que imponía. Por ello subdividí el mundo en tres partes: una, en la cual vivía yo, el esclavo, bajo leyes que sólo hablan sido inventadas para mi y a las que yo, por otra parte —sin saber por qué— nunca más podía cumplir en forma satisfactoria: luego un segundo mundo, infinitamente lejos del mío, en el cual vivías tú, ocupado en gobernar, emitir las órdenes y disgustarte a causa de su incumplimiento; finalmente un tercer mundo, en el cual vivía el resto de la gente, feliz y sin órdenes ni obediencia"."Desde muy temprano tú me prohibías la palabra. Te recuerdo siempre amenazante "¡Ni una palabra de réplica!" y levantando la mano al mismo tiempo. Cuando se trata de tus asuntos, tú eres un excelente orador y yo adquirí en tu presencia un modo de hablar entrecortado, tartamudeante, y aun eso era demasiado para ti: finalmente me quedé callado, primero acaso por terquedad y más adelante, debido a que en tu presencia no podía ni pensar ni hablar". Tú me decías: "Ni una palabra más" y con ello querías acallar en mí las fuerzas contrarias que te eran desagradables. Pero tal influjo era demasiado fuerte para mí, yo era demasiado obediente y enmudecí del todo, me oculté de ti y sólo osaba moverme cuando estabas tan lejos que tu poder, cuando menos directamente, ya no me alcanzaba.

Entre nosotros no hubo realmente ninguna lucha; yo de inmediato estuve liquidado; lo que quedó era huida, amargura, tristeza, lucha interna.







martes, 10 de abril de 2012

Segundo mensaje en una botella, de Garret Blake...





    Amigos y desconocidos. Esto es un mensaje, y una plegaria…


     El mensaje es que mis viajes me han enseñado una gran verdad.

Yo ya tenía lo que todos buscaban, pero apenas nadie llega a encontrar.

Una persona, una sola persona, pero nacida para amar eternamente.

Un ser como yo, que tocaba con sus dedos la misma espuma del Atlántico azul, sus aguas misteriosas

Una persona rica en los más sencillos tesoros.

Una persona humilde. Que todo lo que supo lo aprendió por sí misma.

Un puerto tranquilo donde siempre sentí mi hogar. 

Y ningún viento, ni ningún problema, ninguna miserable y pequeña muerte, podrá nunca derribar estos muros nacidos del amor.

Y yo rezo para que todos los seres puedan conocer esta clase de amor.

Y sanar con él.


     Ojalá mi plegaria reciba su respuesta.

Pues sólo de este modo quedará borrada toda culpabilidad.

Y todo rencor.

Y en ella la rabia tocará su fin...


Por favor, mi Dios...


Por favor



Amen

sábado, 7 de abril de 2012

Carta de Dimitris Christoulas, escrita antes de arrancarse la vida en la soledad de Atenas




 




 
Delenda est Democracia




"El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría), no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún días las armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussolini en 1945″.


***


       El autor de esta carta se llamaba Dimitris Christoulas.Era un anciano griego al que le sobraba dignidad y que antes de un amanecer decidió quitarse la vida, con un tiro en la garganta. Su cuerpo apareció en la Plaza Sintagma de Atenas, como una metáfora de la decadencia de la democracia y, tal vez como un presagio de su desaparición. Sólo deseo que, allá donde se encuentre, este anciano, y esos otros que siguieron el mismo camino por la iniquidad de la clase polítiica, alcancen por siempre la paz que, por más que lo intentaron, no pudieron hallar en este mundo. Y que no haya perdón ni lugar alguno en que puedan guarecerse los culpables del caos que se avecina.










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